EL ONCE FANTASMA

Pedro Escartín bautizó al Granada CF (el Recreativo Granada) con el apodo de "Once Fantasma" cuando este club era un recién llegado a la competición pero ya andaba codeándose con equipos de solera y aspiraba a lo máximo.
En este libro se narran las vicisitudes por las que atravesó el Recreativo en sus cinco primeros años de existencia y también se recogen los sucedidos ciudadanos más impactantes de aquella época revuelta que fue la de la II República.
En la foto de cabecera se ve al Recreativo que se enfrentó al Gimnástico de Valencia en el campo madrileño de El Parral, 21 de febrero de 1934. De pie: Sosa, Tomé, Calderón, Luque, Itarte, Carrera, Victorio y Tabales; agachados: Gomar, Morales y Herranz.
Para adquirir un ejemplar firmado y dedicado por el autor (20 €), dirigirse a
jlramostorres@gmail.com


Historia del Granada CF



jueves, 12 de junio de 2008

HINCHA GRANADINO


29/0903

Los que ya vamos teniendo nuestros añitos y somos aficionados al fútbol no acabamos de resignarnos a que el techo futbolístico local sea la tercera (en realidad la cuarta división del fútbol español). Los que han vivido épocas mejores y han podido vibrar con los triunfos locales, por modestos que éstos hayan sido, han sido expulsados de las gradas a medida que el listón futbolero ha ido bajando para nuestra desgracia, por eso cada vez nos resulta más difícil a los que todavía no nos hemos rendido encontrar a alguno de nuestros amigos o conocidos que esté dispuesto a acompañarnos al fútbol un domingo por la tarde como en otros tiempos hacía; incluso nos resulta difícil encontrar a alguno de aquellos que antaño nos acompañaban que al proponerle que vuelva a las gradas no se ría de nuestro candor. Por más que intenten convencernos de que lo que hay es lo que hay (son lentejas) se nos hace un mundo concienciarnos de que «el partido de la jornada» sea un Granada-Carolinense (o Alhaurino, por poner un ejemplo).

Hay casi una generación entera de aficionados balompédicos que lo más que ha visto en Granada ha sido fútbol de Segunda B. El descenso en calidad futbolística granadina va parejo con el descenso en importancia y poder de influencia relativa de la ciudad y de la provincia. En Granada, después de perder en los últimos treinta años instituciones con varios siglos de presencia o ver mermado el peso específico de otras también varias veces centenarias, a poco que nos descuidemos los granadinos (que nos descuidaremos, conociéndonos) nos van a dejar sin trenes y sin aviones, sólo como sucursal de otras provincias que sí que medran. Con esa autovía a la costa que al paso que va cuando la terminen ya no hará falta porque cada uno se desplazará en su helicóptero particular u otro medio que para entonces se haya inventado. No se puede evitar pensar que la ciudad y la provincia están/son en/de cuarta categoría y, visto lo visto, dentro de poco vamos los granadinos a tener que hacer nuestro aquel eslogan turolense y decir «Granada también existe».

El que esto escribe, un servidor, ha vivido los momentos mejores del fútbol local: nueve temporadas en 1ª, dos ascensos a Primera División y otros dos ascensos a Segunda A. Siempre he sido del Granada C.F, y después del Recreativo (de Granada, por supuesto) que muchas veces, jugando en tercera -no existía la Segunda B por entonces-, nos daba mejor espectáculo incluso que el Granada. Y siempre he sido del Granada y no de otros equipos locales porque el único que se ha asomado por la élite del fútbol nacional ha sido el club rojiblanco; nunca he sido ni del Madrid ni del Barcelona ni del Atlético de Madrid u otros, como tantos paisanos. Lo que sí que es muy cierto es que en la actualidad uno quiere ser de cualquier equipo granadino, de la capital o de la provincia, que tire para arriba y traiga otra vez a Granada fútbol que no sea de cuarta, con todos los respetos para la buenísima gente que en esta categoría se mueve y se gana el pan.

Por eso me parece absurda cierta «cuasi polémica» sobre si uno es más representativo que el otro o sobre si los poderes públicos deben apoyar más a éste que a aquél, y su precipitado o «guerrilla de las asistencias» a Los Cármenes según el que juegue sea uno u otro de los dos máximos representantes (¡ay, dolor!) del fútbol local. Uno no quiere entrar en estas guerras y declara su propósito de apoyar, dentro de sus modestas posibilidades, a cualquier club que sea capaz de hacer que los granadinos podamos otra vez no sentirnos de cuarta al menos en lo futbolístico.

De lo que nadie podrá nunca convencerme es de la necesidad de que hayamos que ser de un solo club y de que esta única filia tenga que llevar aparejado el odio o el menosprecio de otras opciones. Así, manifiesto desde aquí que soy seguidor del Granada C.F., pero también y en no menos medida del Granada 74, del Arenas, del Santa Fe y del Vandalia, y también del Loja, del Guadix, del Motril y del Baza, y también de otros que puedan venir más adelante. El Granada C.F. tiene más a su favor frente a los otros el peso de su historia que hace que esté más en nuestros corazones de hinchas, pero, lamentablemente (muy lamentablemente por más que nos pese), es lo único positivo que le queda, porque esa cara, su historia, es la que en el fondo ha originado su cruz, una deuda considerable que hace concebir dudas sobre su futuro. Frente a los enmohecidos blasones rojiblancos otras opciones carecen en realidad de pasado o éste es muy modesto como para tenerlo en cuenta, pero, precisamente por eso, puede ser suyo el futuro.

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