EL ONCE FANTASMA

Pedro Escartín bautizó al Granada CF (el Recreativo Granada) con el apodo de "Once Fantasma" cuando este club era un recién llegado a la competición pero ya andaba codeándose con equipos de solera y aspiraba a lo máximo.
En este libro se narran las vicisitudes por las que atravesó el Recreativo en sus cinco primeros años de existencia y también se recogen los sucedidos ciudadanos más impactantes de aquella época revuelta que fue la de la II República.
En la foto de cabecera se ve al Recreativo que se enfrentó al Gimnástico de Valencia en el campo madrileño de El Parral, 21 de febrero de 1934. De pie: Sosa, Tomé, Calderón, Luque, Itarte, Carrera, Victorio y Tabales; agachados: Gomar, Morales y Herranz.
Para adquirir un ejemplar firmado y dedicado por el autor (20 €), dirigirse a
jlramostorres@gmail.com


Historia del Granada CF



viernes, 27 de junio de 2008

UN EQUIPO DE PRIMERA

01/03/06

El gran Jonny Ruiz en la portería. Por la derecha Jesús María Simón; por la izquierda nrique López “Chiriviki”; ¡qué dos grandes laterales! En el eje de la zaga una pareja, Anyo Morales y Luis Ruiz, que no desmerece a la que formaban Fernández y Aguirre. En la zona ancha otra pareja todo pundonor, la que forman David Contreras y Javier Palma; el uno en tareas, poco lucidas pero muy necesarias, de contención, y el otro en la más vistosa y ofensiva de distribución. Para el interior derecho un todo terreno, Manolo Albendín (ojo a su disparo desde la media distancia). Por la izquierda preferentemente, aunque también puede desenvolverse por todas las parcelas, el gran Baldomero. Arriba manda la juventud más primeriza pero ya con las suficientes tablas: moviéndose entre líneas, Juanjo Medina y en punta Antonio Sánchez.

Se puede hacer otro equipo también de lujo: Javier Feixas; David Rodríguez, Diego López, Juan José Fernández, Fran Espigares; Emilio Morales, Antonio García, Paco Jiménez, Julio Piñero; Juan Prieto y Pablo Quílez. Todos bajo la muy sabia dirección del tándem formado por Lázaro y Javier Blanco. Grandes jugadores todos ellos. El equipo tendría también su presidente y quién mejor para esto que Manu López, que ya tiene mucha experiencia. Y un servidor se reserva el puesto de utillero.

Se trata de un equipo muy bueno, con la necesaria mezcla de veteranía y juventud -la que dicen hace ganadores a los cuadros- en el que se integran firmes promesas junto a otros ya consagrados. Muchos de ellos provienen de la inagotable cantera alboloteña y bastantes tienen en común su gran afición al rizoma de orozuz (no piensen mal, no tiene esto nada que ver con algún vicio inconfesable, aunque se les queden los dientes negros).

Sin duda es un equipo de primera división. En la capital, el fútbol a que estamos condenados es de cuarta, pero al menos hay una parte de él, la que forman los que se ocupan de contárnoslo, que pertenece a una categoría superior. Los spiquers y plumillas deportivos, quién lo pone en cuestión, forman parte también del espectáculo y contribuyen a engrandecerlo. Lo mismo que es necesario un “no futbolista” que ponga algo de orden sobre las canchas, son necesarios también otros que lo más redondo que han visto ha sido una caja de ensaimada, como el panegirista y el amanuense, que den fe de lo que sucedió y, siempre desde su óptica de pobre mortal, no hay que olvidar esto, nos lo cuenten a su manera para que podamos seguir los enganchados a esto del “furbos” metiéndonos en vena las dosis que necesitamos y así el mono no nos estrague. Y por lo mismo que los que hacen posible este tinglado de una forma directa están sujetos a crítica, también lo están -como alguaciles alguacilados- los que indirectamente contribuyen a la farsa en su papel de criticones.

Lo que pasa es que una cosa es criticar al criticón, o sea, poner en duda la valía profesional de los periodistas deportivos, contra lo cual no hay nada que decir; y otra muy distinta es insultar gratuitamente o cuestionar la honestidad, la independencia de criterio, la objetividad, incluso cosas más graves, de la prensa en general y de algunos de los arriba nombrados en particular, sin más razón que lo que se lee o se escucha no satisface nuestro muy subjetivo ego de hincha unidireccional, y esto último sólo merece un olímpico desdén.

Uno recuerda de su niñez unos reportajes en blanco y negro de la única televisión que había, en el programa que se emitía los lunes, «Ayer Domingo», donde pasaban las incidencias de la jornada futbolera en Primera División. Más de una y de dos veces ocurría que para poder ver el gol de Miguel (o de Almagro, o de Eloy...) en un vetusto Pasarón (o Altabix, o El Arcángel..., o en el propio Los Cármenes) había que estar pendiente del televisor y sin pestañear porque, claro, el Granada nunca fue en esta categoría más que cola de león. Era muy frecuente que de los goles en estos partidos pasaran exclusivamente el remate que los producía o que sólo acertáramos a ver ya el balón entrando en la portería y con eso teníamos que contentarnos. Por supuesto no había repetición de jugada alguna. Son tiempos casi prehistóricos. Qué gran contraste con lo actual, con ese despliegue de medios que incluso nos pasan el partido entero cuando aún no han terminado los jugadores de cambiarse de calle o de vez en cuando nos lo ofrecen en directo para que lo podamos seguir desde nuestra butaca sin necesidad de salir al inclemente relente. Y eso que nuestro techo es la tercera división.

He querido con este escrito romper una lanza en pro de los grandes profesionales que en Granada hacen posible la información deportiva de primer nivel que disfrutamos, porque en según qué sitios es muy frecuente leer comentarios dirigidos a algunos de ellos que no escatiman insultos soeces. Repito, en la capital el fútbol que vemos es de cuarta, pero su seguimiento por los medios de comunicación es de primera, por más que en ciertos ámbitos aparezcan comentarios jeremíacos que no estén de acuerdo con lo dicho.

Las formaciones que abren estas líneas no pretenden ser una selección de lo mejor que en nuestra tierra se dedica al ingrato oficio de la información deportiva. Simplemente he incluido a quienes, por considerarlos amigos, sé que no se van a molestar por que invoque su nombre en vano. Por supuesto que en Granada hay mejores profesionales cuyos nombres no se han citado. Solamente se trata de una muestra que puede ser representativa del muy rico mundillo de la información deportiva local desde el punto de vista de alguien muy agradecido a algunos de los nombrados por haberle permitido satisfacer una apasionante vocación tardía que me ha aportado, además de un buen montón de amigos, una visión completamente nueva y distinta de lo que constituye mi locura de siempre: el fútbol.

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