EL ONCE FANTASMA

Pedro Escartín bautizó al Granada CF (el Recreativo Granada) con el apodo de "Once Fantasma" cuando este club era un recién llegado a la competición pero ya andaba codeándose con equipos de solera y aspiraba a lo máximo.
En este libro se narran las vicisitudes por las que atravesó el Recreativo en sus cinco primeros años de existencia y también se recogen los sucedidos ciudadanos más impactantes de aquella época revuelta que fue la de la II República.
En la foto de cabecera se ve al Recreativo que se enfrentó al Gimnástico de Valencia en el campo madrileño de El Parral, 21 de febrero de 1934. De pie: Sosa, Tomé, Calderón, Luque, Itarte, Carrera, Victorio y Tabales; agachados: Gomar, Morales y Herranz.
Para adquirir un ejemplar firmado y dedicado por el autor (20 €), dirigirse a
jlramostorres@gmail.com


Historia del Granada CF



jueves, 17 de diciembre de 2009

EL ATRACTIVO GRANADA



14/12/09

Cuando cautivo y desarmado el mecenas Sanz quedó el club al borde de la desaparición y tras vencer no pocas reticencias el equipo Cuerva fue el único que se atrevió a intentar evitarla, se habló de que la única salida era lo que se llamó un proyecto de ciudad. Es decir, una unión de todo el futbolerismo local, incluidos los atléticos, que se traduciría en una entidad que pretendía vivir en adelante sin apartarse de sus auténticas posibilidades. O sea, visto lo visto y dados los tiempos de vacas flacas en lo monetario, todo hacía indicar que si el club salía de su mala situación, a lo más que aspiraríamos sería a un equipo modesto cuyo objetivo no pasaría de luchar por la permanencia en 2ª B.

Sólo unos meses han transcurrido desde entonces y lo que vivimos en el fútbol local muy poco se parece a lo que se intuía como inevitable. Extraños compañeros de cama procura el balompié cabría decir. Porque el responsable de que en lugar de un equipillo en zozobra tengamos un equipazo que puede salirse en la clasificación es ni más ni menos que Enrique Pina. Sí, el mismo que por poco sale mal parado por tener la osadía de pisar Los Cármenes en cierta ocasión y tropezar con el forofismo militante. Por cierto, no se puede descartar que Marsá, eterno genio y figura, una vez se recupere –que se recuperará- vuelva a intentarlo en la orilla rojiblanca, como ya lo hizo en 1997; serían dignos de ver y de oír las caras y los circunloquios de algunos.

Los que llevamos ya acumulados unos cuantos trienios en esto de ser hincha rojiblanco siempre tuvimos la sensación de vivir en un permanente dejà vu durante el sanzismo. Ya conocimos otros padrinos que después de ilusionarnos al final sólo dejaron tras de sí un solar. No quisiera uno ejercer de agua fiestas, y menos en momentos de euforia como los actuales, y hacer ver que la fórmula del mecenazgo deportivo sustentado en una sola economía más temprano que tarde acaba como acaba. Lo ideal habría sido que los granadinos, todos, y no sólo trescientos, hubieran respondido a la desesperada llamada de Cuerva y su equipo. Como por lo visto esto es demasiado pedir, a falta de un auténtico proyecto de ciudad tampoco está mal que alguien supla las carencias granadinas.

Si el Granada, a pesar de todos los pesares, sigue teniendo el suficiente atractivo como para que alguien de fuera se atreva a poner sus dineros, yo creo que debemos felicitarnos sus fieles. Ahora lo que hace falta es que la aventura le salga a Pina (y a la conexión italiana) todo lo mejor que pueda salirle, empezando por lo deportivo, que si por fin tenemos futbol profesional lo mismo hasta podrían animarse las fuerzas vivas penibéticas. Cosas más raras se vieron.

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