EL ONCE FANTASMA

Pedro Escartín bautizó al Granada CF (el Recreativo Granada) con el apodo de "Once Fantasma" cuando este club era un recién llegado a la competición pero ya andaba codeándose con equipos de solera y aspiraba a lo máximo.
En este libro se narran las vicisitudes por las que atravesó el Recreativo en sus cinco primeros años de existencia y también se recogen los sucedidos ciudadanos más impactantes de aquella época revuelta que fue la de la II República.
En la foto de cabecera se ve al Recreativo que se enfrentó al Gimnástico de Valencia en el campo madrileño de El Parral, 21 de febrero de 1934. De pie: Sosa, Tomé, Calderón, Luque, Itarte, Carrera, Victorio y Tabales; agachados: Gomar, Morales y Herranz.
Para adquirir un ejemplar firmado y dedicado por el autor (20 €), dirigirse a
jlramostorres@gmail.com


Historia del Granada CF



lunes, 22 de noviembre de 2010

NUMANCIA INÉDITO







Este banderín con el escudo y los colores de nuestro equipo, que puede verse ya algo cochambroso y descolorido, fue en su día el regalo oficial que Millán, como capitán del Granada CF entregó en nombre del club al capitán del Mestalla, filial del Valencia. Bordado en el paño puede leerse la fecha en que tuvo lugar su entrega: 14 de diciembre de 1947, que es el día en que Granada y Mestalla se vieron las caras por primera vez en sus respectivas historias. Era la jornada 12 de la temporada 1947-48 y el Granada de Valderrama marchaba en el farolillo rojo del grupo único de Segunda, formado por catorce equipos. Aunque el partido acabó con victoria rojiblanca 2-0, ambos goles de Morales, no sirvió para abandonar la última posición de la tabla y cuatro partidos después, que fueron otras tantas derrotas, caía Valderrama y lo sustituía Cholín, que consiguió dejar al equipo en el octavo puesto final.


¿Por qué regaló el Granada este banderín a su oponente precisamente ese día? Arriba queda contestado, y es que por entonces y hasta bastantes años después era costumbre generalizada en el fútbol español la de intercambiarse recuerdos (normalmente un banderín) cuando dos equipos se enfrentaban por primera vez en su historia en partido oficial. Este banderín, que representa a nuestro club y que como tal fue confeccionado con esmero, era llamado a decorar las paredes de la sede valencianista y seguramente alguna vez lo hizo, pero andando el tiempo y después de pasar por sabe Dios cuántas manos y vicisitudes ha acabado como objeto de almoneda en una de tantas páginas de la Red dedicadas a las subastas y el coleccionismo.

Todo esto viene a cuento porque el próximo rival de los rojiblancos, el CD Numancia, es el primero de los tres (junto a Huesca y Villarreal B) equipos con los que vamos a enfrentarnos esta temporada por primera vez en nuestra historia (y lógicamente, también en la de ellos), y no estaría de más revivir aquella bonita tradición. Entre otras cosas porque el rival puede que -al tanto como debe estar de este primer enfrentamiento histórico- haya preparado algún tipo de obsequio y en ese caso íbamos a quedar fatal si nos presentáramos en Soria con las manos desnudas.

Que sepamos, siempre el Granada tuvo este tipo de detalles con sus oponentes primerizos. Bueno, siempre hasta por lo menos los ochenta. Después, con la larga travesía del desierto rojiblanca, quedó en el olvido la tradición, y eso que a medida que el club iba perdiendo caché iban siendo más abundantes los equipos con los que por primera vez en su historia disputaba el Granada un partido oficial (y esperemos que también sean los últimos).


El Numancia, cuya historia transcurre en su mayor parte en niveles inferiores al de Segunda A y sus buenos años empiezan ya en los noventa, precisamente cuando nuestro equipo más hundido estaba, nunca fue rival del calendario granadinista ni tampoco quiso el azar que alguna vez quedara emparejado con el Granada en una eliminatoria de Copa, así que salvo que fuera en algún amistoso del que no se guarda noticia, esta será la primera vez que se dé un partido entre ambos. Recuperemos por tanto el detalle del obsequio de un banderín que recuerde el acontecimiento, que no siempre acabará como el de la foto.

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